jueves, 7 de abril de 2011

No siempre el querer es poder

A todos siempre se no ha inculcado la idea de que la voluntad es la base de todo logro. Incluso yo muchas veces he dicho la típica frase de “querer es poder”, pero me he dado cuenta que no siempre se puede aplicar esta “regla de dos”. Si realmente deseamos algo, es razón suficiente para conseguirlo, pero, si no lo alcanzamos es porque realmente no lo deseábamos con nuestras fuerzas. Y ahí viene la desilusión y el sentimiento negativo. No todo es el pensamiento. Quizá alguien pretender ser el mejor nadador del mundo, pero no sólo basta con “querer” si no que es necesario otros fundamentos. Bien es cierto que todo empieza por querer algo, pero si quieres ser un gran nadador, serán necesarias factores como el talento y la práctica.

Dicen, y estoy seguro de ello, que todos tenemos un talento para algo.

Para empezar a potenciar algún talento nuestro, es imprescindible organizar tu vida y marcar unos objetivos, tales como: que queremos hacer en nuestra vida y luego probar hasta dar con lo que mejor nos sale. En este caso, más que la voluntad, lo que es necesario es la confianza en uno mismo: creer que servimos para algo. No sirven en absoluto las comparaciones con los demás ni la inseguridad personal (que a veces van muy unidas)

Muchas personas deciden en función de lo que ven en los demás (quizá falta de algún sentimiento) sin preguntarse si es eso lo que realmente desean hacer. Es entonces cuando se encuentran en situaciones inestables, ya que con el tiempo, al no haber conectado con su talento, desarrollan capacidades y hablidades por debajo de su propio potencia, creyendo que no sirven para nada o atribuyendo a su falta de voluntad sus fracasos.

Una vez conectados con su talento, hace falta ejercitarlo y seguir aprendiendo. Quien lo da todo por aprendido, deja de aprender. Ahí es cuando se pone a prueba nuestra capacidad de esfuerzo, la capacidad de trabajar diariamente en dirección a lo que queremos aprender y en buscar la autentica clave del éxito.

Aclaro, hay que saber aprovechar los propios recursos para sacar el máximo rendimiento a nuestras acciones. Es más probable que conectemos directamente con nuestros potenciales. Para ello hace falta una gran dosis de conocimiento, confianza y compromiso.

El conocimiento porque, por lo que he ido escribiendo, hay que ser conscientes de quiénes somos y cual es nuestro talento, aun que haya que buscar durante un tiempo indeterminado.

La confianza porque, aunque a veces nos cueste creerlo, todos poseemos un talento especial para algo en esta vida.

Y compromiso porque, sin una actitud actica nuestro talento no recogerá todos sus frutos.

Mi consejo para hoy: ¡arriesgaos! Da igual, descubrid si servís o no para hacer algo, probad. Una vez que lo hayáis descubierto, seguid aprendiendo y seguid dispuestos a que os enseñen quienes más sepan, así podréis iros desarrollando más y perfeccionándoos, porque quizás algún día también seáis ‘los que enseñaron’ algo. Descubríos, con querer no basta.

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